La mayoría de las cosas que sé de la vida las aprendí de los dibujos animados y de ‘La vida de Brian’. Si no la habéis visto, tenéis un problema. Si la habéis visto y no os ha hecho gracia, felicidades, estáis vacíos por dentro. Así que suponiendo que vuestros problemas sean otros, entenderéis porqué la escena del regateo sentó las bases para cualquier negociación que se precie en mercadillos de todo el mundo.
Siguiendo esas pautas, mi tasa de éxito en anteriores intentos fue de entre un 9% y un 11,7%, fantástico porcentaje si intentas aprender danés mientras rescatas a una octogenaria de un edificio en llamas, pero nefasto si lo que pretendes es conseguir un artículo a buen precio. Aún así, como diría Fitzgerald, ‘’Con la autoridad que me otorga el fracaso’’, os hemos preparado el decálogo definitivo para poder hacerle frente a cualquier mercader ambulante que os encontréis ahí fuera.
1. De lo que te pidan inicialmente, al menos rebaja la mitad. Ellos ganan de todas todas, la cuestión aquí es que no te timen.
2. Paciencia. Es un combate de resistencia. Utiliza la táctica de Ali contra Foreman, deja que te golpee cien veces, pero se tú quien lleve el tempo de la contienda.
3. No seas tacaño, ni aquí ni nunca, hazte ese favor. Una vez que tengas localizado el objeto que quieres, pregúntate qué cantidad estás dispuesto a pagar y habla con el vendedor (el 1% de las veces serás una persona afortunada, pero el 99% restante te lo tendrás que trabajar un poco). Una vez que acerques el precio del vendedor al que a ti te encaja, piensa si vale la pena seguir el tira y afloja por 2 o 3 euros. NO LO VALE, PAGA.
4. Lleva dinero en billetes pequeños, y no enseñes todo el fajo cuando vayas a pagar. Ejemplo: si por un artículo quieres pagar 15 euros como mucho, apártalos de antemano. Después de ahorrar 5 euros no tengas 50 a la vista en la cartera.
5. Presiona. Ponle el dinero en la mano mirándole a los ojos repitiendo la cantidad que le estás dando, insistentemente. »12 euros, ok? 12 euros, deal?’’. Él hará lo mismo contigo empaquetando antes de tiempo lo que quieres llevarte.
6. Amaga con irte al menos una vez. Déjale claro que si no compras, te da igual. La oferta es amplia, y hacer como que te vas le hará ver que si no es a él, tu dinero acabará en manos de otro. Es un clásico tan antiguo como la escritura, pero suele funcionar.
7. Poli bueno, Poli malo. Si juegas bien esta carta y no resulta demasiado evidente, tiene un índice de éxito bastante elevado.
8. Tantea los precios de productos similares, no entres de primeras a por lo que te gusta. Tienes que dar la impresión de que quieres comprar, pero todavía no sabes el qué. Si consigues rebajar una armadura de romano un 50% de lo que pedía, luego el precio que te dará por el artículo que realmente quieres no será tan alto de entrada.
9. Diviértete. Ser una persona agradable suma, aquí y en casi cualquier situación.
10. Fuera esa vergüenza. Ser tímido y hablar en clave de sol te convierte en un blanco fácil para el vendedor. Muéstrate firme y seguro de ti mismo (que no arrogante) y empieza a jugar.
P.D: Compradnos algo por Navidad.
Hola
Lo del regateo se le daba muy bien a la abuela cuando iba a vender las hortalizas.
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No me cabe la menor duda! 🙂 Esperamos no encontrar a nadie tan tenaz por ahí, sino estaremos condenados al fracaso.
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Espero que os haya ido bien el regateo… esto a mi me pone excesivamente nerviosa….😂😂😂
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