Siete horas en Machu Picchu

Dicen que si reúnes todas las canciones que compusieron los Beatles a lo largo de su carrera, te salen alrededor de siete horas de música. Menos tiempo de lo que suele durar una jornada laboral o una siesta en Almería, y sin embargo, impresiona todo lo que ha llovido a raíz de eso. No vamos a descubrir ahora al cuarteto de Liverpool, pero ese ha sido tiempo más que suficiente para grabar algunas de las mejores melodías de siempre, establecer unos cuantos récords y además, estar constantemente de rabiosa actualidad. 

Perú se convirtió en un destino especial para nosotros por varios motivos. Primero, porque dos buenos amigos se unían a la aventura. Segundo, porque nunca antes habíamos estado en Sudamérica. Y tercero, por saber a que se debía tanto alboroto por un personaje secundario de una serie de televisión española: Machu Picchu. Es broma. Lo cierto es que íbamos a ver nuestra quinta maravilla del mundo moderno, y estábamos algo inquietos.

El Valle Sagrado de los Incas se extiende entre Cusco, capital del antiguo imperio, y la legendaria ciudad. Abarcando lo que consideraban en su día el centro del mundo, hoy la región es una tranquila extensión del país salpicada por la historia y cultura andinas. Aquí, lo moderno y lo tradicional conviven en equilibrio, con los lugareños preservando respetuosamente su pasado, llevando a cabo numerosos rituales indígenas y celebraciones folclóricas. Muchas ciudades se reinventan con los años, Cusco no. Cusco mantiene una relación estrictamente rutinaria con el tiempo.

artesanía cusco
En Cusco, cualquier sitio es el adecuado para vender artesanía local
centro histórico cusco
Te falta el oxígeno subiendo hacia el barrio de San Blas, pero el esfuerzo vale la pena
plaza principal cusco
La Plaza de Armas es el lugar por el cual todo el mundo transita en algún momento del día

Desde aquí nos fuimos hasta Ollantaytambo, un pueblo encantador que sirve como punto de partida para subir al tren más caro del mundo, que nos lleva en poco más de hora y media y por nada menos que 60 dólares hasta Aguas Calientes, la ciudad más cercana a las célebres ruinas. (Nota: Perú es el país con los topónimos más graciosos del mundo: Titicaca, Chachapoyas, Chulucanas, Tarapoto o Lambayeque son un ejemplo práctico).

Nos las prometíamos muy felices en Aguas Calientes. La noche anterior, apenas habíamos visto turistas en la ciudad. Pero, nada más lejos de la realidad, por la mañana la población se había multiplicado por diez, y la cola para el traslado era sobrecogedora. Tras algo más de una hora subimos, también, al autobús más caro del mundo, en compañía de una vieja amiga de la infancia: la lluvia. Debido al robo escandaloso al cual someten a todos los turistas en Machu Picchu nuevo programa para la mejora del estado de conservación de la ciudad perdida, nos vemos obligados a ver los grandes éxitos de los Incas en medio día: el elegante Templo del Sol, el ilustre Mausoleo Real, los santuarios monolíticos de la Plaza Sagrada y la piedra misteriosamente tallada de Intihuatana. Además, añadimos al menú la subida a una montaña de más de 3.000 metros.

El lector habitual ya reconoce en nosotros a dos audaces montañeros, pero dejadme que os presente a Víctor y a Patri, nuestros compañeros de fatigas. Hace unos años, Patri consiguió movilizar al cuerpo de bomberos de Barcelona y a la Guardia Urbana por lo que ella consideró un incendio de grandes dimensiones. En realidad, se trataba tan solo de una vela. Recientemente, en el Montseny, un vecino los encontró mientras decidían quien de los dos llamaba al helicóptero de salvamento. Se habían perdido en el bosque y estaba anocheciendo. No hay que ser muy hábil para deducir que los cuatro, en conjunto, somos menos de fiar que esa gente que nunca pierde el paraguas.

tren perurail aguas calientes
Evita este tren tanto como dirigirle la palabra a un runner o tanto como a Liam Gallagher borracho en un ascensor
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Si aún así te subes, procura no separarte nunca de tu guardaespaldas 
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Aguas Calientes -A.K.A Machu Picchu pueblo- fue nuestra última parada antes de llegar a la codiciada meta

Cuando llegamos a la base de la montaña había dejado de llover, pero la niebla era de una espesura casi admirable. No se veía nada. Llevábamos una semana en Perú con un tiempo magnífico pero, ya sabéis, un viaje perfecto es igualmente un viaje aburrido. No llevábamos ni 200 metros subidos cuando empezamos a preguntar a cualquiera que se cruzase en nuestro camino cuanto tiempo faltaba para llegar a la cima. »Bastante», advirtió un guía.

Poco después nos encontramos en el camino a dos chicas que peregrinaban compartiendo su música con nosotros, bien alto, como si nos estuviesen haciendo algún tipo de favor. Lo cierto es que todavía no he escuchado en mi vida ningún móvil que llevase música para todos los públicos que mereciese tal consideración. Para mí, y esto lo digo hablando totalmente en serio, la gente que escucha reggaeton tiene algún tipo de carencia emocional, como esas personas que caminan con los brazos separados a medio metro del esternón o las que se comen un Kit Kat a mordiscos, sin tener si quiera la decencia de separar las barritas.

La subida a la montaña se convirtió en el clásico día de resaca que no termina nunca. Tengo un vértigo terrible y sin embargo, donde veo una montaña, ahí voy, como un boy scout pasado de revoluciones. Siempre comienzo con entusiasmo, decidido a enterrar mis miedos, pero finalmente, me quedo petrificado. Este declive emocional no es exclusivo de esta montaña, lo sufro prácticamente cada vez que intento algo así. Lo que comienza como una estimulante cita con una chica guapa a la que estoy impaciente por ver, termina por convertirse en un cuarenta aniversario de boda celebrado con un apretón de manos y un movimiento inadvertido al otro lado de la cama.

camino inca machu picchu
Niebla, lluvia, helechos, musgo, caminos sombríos y resbaladizos: jugábamos en casa
subiendo montaña machu picchu
¡Así vive el populismo en América Latina!
ascenso machu picchu
¿No se os encoge el corazón? ¿acaso no notáis un bloque de hielo sobre la espalda? ¿y no se os paralizan las piernas?
subida montaña machu picchu
¿De verdad que no? ¿ni siquiera un poco? 
descenso camino inca
A medida que bajábamos y la niebla daba un poco de tregua, nos topamos con esto. ¿Os suena?

Tras cuatro horas bordeando la montaña, llegamos, por fin, a la mítica ciudadela. El cansancio dio paso a un entusiasmo delirante. La imagen, tantas y tantas veces vista, es asombrosa. Y, justo en el momento en el que pensaba que el mundo no podía ser más misterioso, remoto e inabarcable, nos encontramos nada menos que a un matrimonio vigués. Se habían mudado a Panamá un par de años atrás y, a pesar de cambiar la ría por el canal, no habían perdido ni un ápice de su acento. Pero, lo más importante de todo, es que estaban allí para recordarnos que el mundo es mucho más pequeño de lo que parece.

Os confesaré algo: resulta especialmente divertido visitar lugares así con Ángela. Por alguna razón, cree que en algún momento tocará algo que no debía, que accidentalmente tropezará y, fruto de esa casualidad, abrirá alguna puerta secreta, encontrará un escondite o una trampilla oculta, y se revelará ante ella algo que ninguno de los millones de ojos que han pasado por aquí antes fueron capaces de distinguir. A medida que pasan las horas, crece una decepción que, si no se trata a tiempo, acaba en hastío e indignación.

Decía el gran Tony Wilson que »cuando tienes que elegir entre la verdad o la leyenda, publica siempre la leyenda». Esta clase de cosas pueden ser apreciadas por una gran mayoría, pero no cuelan para Ángela. Como íbamos sin guía, nuestro plan consistía en dividirnos y acercarnos disimuladamente a cualquiera de los grupos de turistas que sí lo tenían para obtener respuestas. Patri se lo tomó muy en serio y se sacó un Máster en rumorología. Para alguien del tamaño de Víctor, camuflarse no resulta sencillo. Yo maldecía la poca visión de negocio andina: ni un solo bar sobre el terreno.

Y los comentarios de Ángela cada vez que volvía eran del tipo »Parvadas, ese de ahí solo cuenta parvadas. ¿Una piedra con forma de montaña? Psss» o »Datos, datos, datos. Aquel se aprendió lo que dice la Wikipedia, mira tú» y finalmente, el descrédito absoluto: »Yo creo que se lo inventan todo. ¿Quién te dice a ti que lo que cuentan es verdad? ¿eh, quién?». 

Ángela machu pichu
Cara a cara con las ruinas de Machu Picchu, uno de los momentos más esperados de todo el viaje

vistas machu pichu

machu picchu camino

ciudad perdida machu pichu

ruinas vistas machu picchu

ciudad machu pichu inca
Durante parte la visita, tuvimos la inmensa suerte de estar rodeados por montañas y no por japoneses
camino ciudadela machu pichu
Mires donde mires, el entorno que rodea Machu Picchu es tan espectacular como el propio asentamiento

panorámica machu picchu

Sobre las ruinas de Machu Picchu, los expertos han luchado por descubrir por qué los incas eligieron un escenario tan poco práctico, aunque precioso, para construir. Muchas investigaciones recientes se han centrado en cómo los edificios fueron diseñados específicamente para interactuar con los astros y el paisaje circundante. El ejemplo más notorio es el Templo del Sol. Aquí, cada año, en el solsticio de invierno, un rayo de luz brilla a través de una ventana formando un rectángulo misterioso sobre una losa de granito. Lo cierto es que, se mire por donde se mire, todo lo que rodea a este lugar es espectacular. 

Por lo demás, no montamos una orgía global entre todas las naciones allí presentes ni se produjo un ataque zombi contra el Mausoleo Real. Tampoco compusimos ninguna canción memorable, de modo que nuestro tiempo en la ciudad perdida de Machu Picchu no quedará grabado de ninguna forma en el inconsciente colectivo, aunque, para los cuatro, dentro de nuestra pequeña historia, esas siete horas serán igualmente inolvidables.

7 comentarios en “Siete horas en Machu Picchu

  1. En breve, publicaremos nuestra experiencia llegando por el Camino del Inka; un trail de 4 días para llegar a Macchu Picchu al amanecer desde la “Inti Puchu”, o Puerta del Sol. Se supone que es la entrada original inca.

    Es cierto, el coste de hacer ese recorrido en tren, o la aventura de 4 días apenas difieren económicamente. O nuestro viajes fue barato, o los de los trenes son unos estafadores. Nos decantamos por lo segundo.

    En cuanto al mito de Macchu Picchu, hay más inventado que realidad demostrable. Sueltan cada perla sin despeinarse, que cualquiera que haya estudiado ligeramente la cultura Inca destroza a algunos “guias” trileros, pero es lo que vende.

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    1. Hola! A nosotros nos faltó tiempo para poder hacer el trekking, no nos quedó más remedio que pasar por caja 🙂 Lo de los guías… Bueno, si hiciésemos caso a todo lo que nos cuentan, tendríamos media novela rusa escrita 🙂 Un saludo!

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      1. Compartimos nuestra experiencia realizando el trail del Camino del Inca. Es duro, pero muy gratificante. Y desde luego, yo mismo discutí con un descendiente de los indígenas, por la gran cantidad de tonterias que decía, como lo magníficos que eran los incas (que tenían exclavizados al resto de pueblos) y lo tontos y malos que eran los españoles (que destruimos el paraiso para robarles el oro, que teniendo en cuenta que no era un patrón monetario para los pueblos precolombinos,.. es como si nos vienen a quitar arena ahora).

        Dicho esto, os recomiendo (si podéis), realizar el Inka Trail. Es toda una experiencia. Hay trails de 2, 4 y 6 días. El que recomendamos es el de 4, porque cansa, pero no mucho, y no «roba» más tiempo al viaje.

        Lo que se ve en esos cuatro días es único, y si el guía es bueno (tuvimos suerte en eso), se desifruta y se aprende.
        https://destinoysabor.com/blog/realizar-el-camino-del-inca/

        Un saludo!

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      2. Gracias por la info! Quedará para la segunda vuelta 🙂

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