De Siem Riap a Battambang en barco

Es difícil relajarse en vacaciones en estos días. Hay muchas oportunidades en todos los rincones del mundo para maximizar por completo las 24 horas del día. De alguna manera, en medio de todo este ajetreo, parece que hemos olvidado el glorioso arte de no hacer nada. Y, en esta casa, desconfiamos bastante de la gente que siempre está ocupada. Sin embargo, en su día, yendo de Siem Riap a Battambang en barco, descubrimos que hay un método infalible para apagarse: sentado en la cubierta abierta de un bote que navega lentamente río abajo, escuchando el ruido del motor, bebiendo una cerveza fría y viendo pasar la vida en la orilla.

Situada en la región de los arrozales en el noreste de Camboya, Battambang es la segunda ciudad más grande del país. Un lugar interesante con un ambiente afable todavía sin contaminar por el turismo de masas. La arquitectura mezcla el tradicional estilo camboyano junto con el francés colonial, y en las calles conviven vehículos a motor con otros remolcados por animales. Para aquellos que quieran conocer la Camboya rural, este es un buen punto de partida; a muy poca distancia de aquí encontramos una tierra atemporal de pueblos pequeños, pagodas y arrozales.

Aunque por muy apetecible que pueda sonar, la principal atracción es llegar hasta Battambang en barco desde Siem Reap. Se considera el trayecto fluvial más emocionante de toda Camboya. Un transbordador sale diariamente a las siete de la mañana, siguiendo una ruta que pasa por el extremo norte del Tonlé Sap y remonta el río Sangker. Aunque Camboya ha tenido una recuperación notable desde los días oscuros de los Jemeres Rojos, hay grandes territorios del país donde el tiempo todavía transcurre muy lentamente. La vida fuera de las ciudades, en general, continúa avanzando lentamente, con las mismas pulsaciones con las que lo ha estado haciendo desde algunas décadas atrás.

Los habitantes de las aldeas que bordean el lago son en su mayoría de etnia vietnamita. Originalmente llegaron a Camboya para trabajar durante el protectorado francés, pero después de que Pol Pot tomara el poder, muchos fueron asesinados o deportados a Vietnam. Sin una certificación oficial que demuestre su identidad camboyana, se les considera apátridas y, por tanto, no pueden comprar tierras para establecerse.

El Tonlé Sap se convierte en el lago más grande de Asia durante la temporada de lluvias, cuando cuadruplica su tamaño, convirtiéndose en una enorme extensión de agua dulce que juega un papel fundamental en la economía del país. El transbordador entra en el río Sangker y lo atraviesa durante 40 kilómetros de Siem Riap a Battambang, pasando por campos, bosques y pueblos flotantes.

El de Prek Toal es particularmente llamativo, ya que todas las casas están construidas sobre pilotes. Puede que no sean atracciones en un sentido convencional, pero definitivamente son imprescindibles si quieres comprender Camboya y sus habitantes. Prek Toal, además, forma parte de un importante ecosistema dónde conviven más de 200 especies de aves y reptiles, conformando uno de los refugios de vida silvestre mejor conservados de todo el Sudeste Asiático.

Ocho horas en un barco dan para bastante, incluso para charlar un rato con el capitán. El transbordador lo conduce un señor llamado Munny, aunque me explica que cuando la gente se dirige a él, casi todos le llaman Mun (como Moon, luna). Nota: Mi política sobre el uso de motes, en parte derivada de que soy un desastre recordándolos, es que solo los utilizo si estaba presente en el momento en que se utilizaron por primera vez. Puede que no tenga ninguna lógica, pero al menos a mí, me parece una buena idea.

A parte de pasar por algunos de los paisajes más bonitos de Indochina, este recorrido forma parte del día a día de la auténtica Camboya. No hay barcos turísticos; el transbordador es genuinamente local. Así, mientras navegábamos hacia el sur, los bancos se cerraron alrededor de estrechos canales. Los niños llamaban y saludaban desde las aldeas salpicadas a lo largo de la orilla; también pequeños botes de pesca pasaban a nuestro lado.

Para cuando el sol se ponía detrás de las palmeras y los arrozales, completamos nuestra travesía de Siem Riap a Battambang en barco. Solo queda esperar que la sensación de balanceo desaparezca antes de que nos sirvan la cena. En cualquier caso, si no es así, creemos que habrá merecido la pena.