Oportunista y detallista como pocos, diversos testimonios de la prensa musical dan fe de que David Bowie te convencía de que no había nada más importante en el mundo que hablar contigo. Siempre que aparecía su asistenta para avisarle de que el tiempo pactado para la entrevista había concluido, se levantaba y decía: »¿Ya? ¡Si me lo estoy pasando genial! ¡Dame cinco minutos más!». El entrevistador de turno se derretía por completo, hasta que un día, un periodista reparó en el dossier del artista británico. En él, estaban especificados los cinco minutos extra, que Bowie concedía, sin excepción, a todo aquel con el que se citaba.
Estamos en el parque natural del Cabo de Gata en Almería, es Julio, son casi las 22h y el día se resiste a desaparecer. O lusco e fusco, como decimos en Galicia, es la mejor hora para sobrevivir en estas latitudes y el día, por costumbre, cuando parece que todo termina, te regala siempre cinco minutos de añadido, mientras nosotros, incrédulos, nos derretimos.
No todo está perdido en el Mediterráneo.


»Nunca aterrizo en domingo, son aburridos» Doctor Who
Vivimos meses en los que predomina lo inesperado. Personalmente, llevo mucho tiempo esperando a que se rompa mi ordenador para comprar otro. Viene agonizando desde hace años, pero ahí sigue, el muy cabrón. En todo este tiempo, he cambiado de tele, de tocadiscos, de calentador de agua, de banco, de colchón, he dado la vuelta al mundo y he vivido una pandemia mundial. Como todo en este 2020, nada tiene sentido. Sin embargo, al viajar, le pedimos al mundo la misma lógica absurda que hace que mi ordenador funcione. Casi nunca somos conscientes del papel que juega el azar en nuestras vidas.
Todo en un día perfecto es una postal que separa lo que es y lo que podría ser, y casi siempre lo único que podemos hacer es dejarnos llevar. Hace unos días estuvimos en una de las playas más bonitas de todo el Mediterráneo, y eso es mucho decir. Nos aventuramos caminando sin demasiada convicción por un camino de tierra hasta que distinguimos la Cala de Enmedio, en el Cabo de Gata. Una bahía con acantilados de piedra caliza blanca que enmarcan la vista al mar. Teníamos aguas cristalinas, templadas y una suave brisa. También comida y bebida fría. Aparentemente, no había otro ser humano en España. Lo mejor que se le puede pedir a un día de playa. El gol de Sergi Roberto al PSG de los días de playa. La comida de Navidad con tus amigos de los días de playa. El ‘Bohemian Rhapsody’ de los días de playa.


»La vida es para los aventureros» Johnny Drama
La mayoría de los viajes, como todas las cosas, viven bajo el peligro de romperse en dos. Su particular cara o cruz, en el que todo puede cambiar repentinamente. Cada viaje ofrece siempre una postal que divide lo que está pasando y en qué podría convertirse. Al volver de la Cala de Enmedio la batería de nuestro coche dijo basta. Pasada una hora, Ángela consiguió unas pinzas en el pueblo y pudimos volver a nuestro apartamento. A la mañana siguiente, la batería seguía sin responder. Llamamos al seguro, vinieron con otras pinzas y nos pusimos de nuevo en marcha. »Dad vueltas durante 45 minutos para que se cargue», dijeron. Estuvimos una hora y media, para asegurar. Aparcamos. Nada. Otra vez sin funcionar. ¿@#!! Volvimos a llamar al seguro, vinieron con sus pinzas y el coche respondió. »La batería está viejita» dijeron esta vez.
Nos presentamos en la oficina de alquiler de coches para hacer un cambio de vehículo. »No tenemos coches, volved por la tarde, a última hora». Decidimos ir a la playa de enfrente. Viento del Levante. Bandera roja. 35 grados de temperatura y no nos podemos bañar. Finalmente, nos dan otro coche. Nos venimos arriba. Compramos una botella vino. Lo abrimos en el apartamento. Está picado. ¿@#!! ?%&#!! Lo peor que se le puede pedir a un día de playa. El Ben Affleck de los días de playa. El pegarse la tortilla a la sartén de los días de playa. El golpearte el meñique del pie contra una esquina de los días de playa.


Pero del peor día de playa posible, como de la quinoa, también se sale. Después de un recuerdo pasamos a otro, siempre es así. Viajar consiste en una sucesión de comienzos y finales.
Viajar consiste en perseguir una idea hasta hacer coincidir lo que habías imaginado y lo que realmente es.
2 comentarios en “Cala de Enmedio, cara y cruz”