Recuerdo perfectamente el día en que jugamos el mejor fútbol de nuestras vidas. Fueron los primeros 45 minutos de una inusual -por calurosa- tarde de sábado en Cuntis. Tiempo suficiente para tener cinco goles de ventaja. Nos salió todo. Parecíamos lo que realmente éramos: un equipo de más categoría que la regional al cual el paso de tres fines de semana lastraba más que el paso de los años. Al descanso, entramos en el vestuario del mismo modo en que Marco Antonio entraba en Roma, sintiéndonos más fuertes, más altos y más guapos que nadie, y empezamos a hablar de donde y cómo íbamos a celebrarlo esa noche. Cuando el entrenador advirtió »quedan 45 minutos, aquí no hay nada ganado», nuestro partido ya era otro. Nos reímos de él.
Fueron los instantes previos al peor fútbol de nuestras vidas. Nos reímos tanto que terminamos empatando a cinco, con dos expulsados y pidiendo a gritos la hora. Se nos caía la cara de vergüenza. Ese día, además de recibir una cura de humildad como pocas, constatamos lo que ya sabíamos: las segundas partes siempre están bajo sospecha. (Disculpad Terminator, Buzz Lightyear y la familia Corleone).
Así que, cuando hace unos días convenimos crear un abecedario personal para intentar explicar qué escondía Birmania, eramos conscientes de que nos meteríamos en un pantano al tratar de hacer una segunda parte. Pero, aquí estamos, dispuestos a ensuciarnos las botas.
Al menos, y dado que por primera vez en mi vida estoy del lado del que escribe, prometo centrar mis esfuerzos en no resultar confuso. Incluso cuando mi estilo se resienta y parezca un charlatán de feria anunciando un brebaje milagroso para la migraña.
¡Están cansados de tener qu…! ¡Un momento, eso suena horrible!
Jayzu
Admitámoslo: a los españoles lo de hablar en otra lengua se nos da regular. No sé si por vergüenza, por falta de interés o porque venimos con algún defecto de fábrica, pero algo falla. Cuando estamos en el extranjero, seguimos hablando alto y nos quejamos mucho de la falta de persianas, pero rara vez nos atrevemos con algo que no sea inglés, pongamos por ejemplo el birmano. Pero lo cierto es que si te lanzas, lo agradecen enormemente. Simplemente con un »hola», »adiós» o como en este caso, »gracias» (Jayzu), te los ganas enseguida.
Kyats
Tiene nombre de algún tipo de tribu urbana, como los punks, los mods o los hipters. »¡Mira, una pandilla de Kyats!» En mi cabeza, serían caníbales, conducirían un Renault 5 y escucharían discos descatalogados de Phil Collins. En realidad, es tan solo la moneda oficial del país. Según nuestra medida para determinar el nivel de riqueza de una nación -el precio de una caña- a día de hoy sería: 800 Kyats = 50 céntimos. Compro.
Limpieza
En la película El señor Ibrahim y las flores del Corán hay una escena genial en la cual éste le explica al chico protagonista: »Cuando quieras saber si estás en un sitio de ricos o de pobres, mira las papeleras. Si no ves ni basura ni papeleras, es que son muy ricos. Si ves basura al lado de las papeleras, es que no son ni ricos ni pobres: es que es turístico. Si ves basura y no hay papeleras, es que son pobres. Y si la gente vive entre la basura, es que son muy, muy pobres.» Atendiendo a esta singular clasificación, Birmania sería objetivamente un país turístico.


Monjes
Suelen asomar al final de cada tarde para meditar, y son muy dados a querer practicar inglés con los extranjeros. Según nuestra experiencia, esquivan la mayoría de cuestiones políticas y se muestran más como un guía turístico pero, aun así, al igual que cuando lees la sección de economía del periódico, siempre es más divertido de lo que puedas presuponer.
De camino al lago Inle, llegamos incluso a dormir en un monasterio. Cuando llegamos, vi a un monje tumbado en una hamaca que daba al patio de atrás. Allí seguía a la hora de la cena. Y a la mañana siguiente, cuando nos íbamos, continuaba en las mismas. Él sí que lo tenía claro. No se lo dije, pero me fascinaba su actitud. Su apatía era ejemplar.
Y a pesar de que allí dormimos de aquella manera, teniendo en cuenta que había gotas de agua cayendo del techo, que un comando de pulgas nos dio la noche y que Buda también ayuda a quien mucho madruga, recordamos nuestro tiempo allí con nostalgia.


Ngapali
Es el principal reclamo de playa al oeste del país. Nosotros no fuimos por una cuestión de presupuesto (los precios del alojamiento se han disparado en los últimos años) y por logística (hacer el viaje en autobús suponía una odisea que no estábamos por la labor de acometer).
Extraoficial: no fuimos porque Ángela está al mando de la situación y se preocupa por esa clase de cosas. Si de mi dependiese, habríamos ido en avión sin dudarlo. Aunque también es probable que estuviésemos de vuelta en Barcelona desde hace dos meses, vendiendo los muebles para poder ir tirando.

Orwell
Empezaba a preocuparme por no poder introducir, así como quién no quiere la cosa, alguna referencia literaria por aquí, por aquello de parecer un poco menos idiota. Pero fue llegar a Birmania y … Voilà! El aclamado escritor británico publicó su primera novela, »Los días de Birmania», basándose en su propia experiencia formando parte de la policía imperial India durante los últimos años del colonialismo británico. Puedes encontrar el libro en la mayor parte de mercados ambulantes de los principales núcleos turísticos.
Pagoda
Las pagodas son como las administraciones de lotería en España: siempre hay una más cerca de lo que crees. Pagodas, estupas o templos, el budismo domina el territorio del mismo modo que Tim Duncan dominaba la pintura: sigilosa y constantemente, hasta que te acaba machacando. Es imposible no sentir cierta saturación religiosa al cabo de un par de semanas.
Enhorabuena amigo lector, has llegado al final de la segunda entrega. Tu masoquismo te delata, pero no se lo diré a nadie. Al menos, hasta que leas la tercera parte.
Muchas muchas gracias.
k paisajes mas bonitos. …es toda una odisea…me encanta k angela te de la fuerza d seguir. gracias x compartir con todos nosotros esta esperiencia tan bonita. …bssss
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La fuerza está conmigo. Menos cuando hay que madrugar 🙂
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Pues es este caso,la segunda parte ha sido genial!!fantastico post!!
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¡Tú lo ves todo con buena predisposición, Belén! Pero gracias, amiga! 🙂
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