Cinco razones absurdas para viajar al Lago Malawi

En la estación de autobuses de Livingstone se dan cita toda clase de personas que subidas a un cajón, a modo de púlpito, arengaban a una supuesta multitud sobre las más variadas materias. Faltaban solo unos días para viajar al Lago Malawi, y de aquella polvorienta terminal me cautivaban tanto el apasionamiento de los oradores como, sobre todo, la indiferencia de los presentes. Tan solo los niños y los menos habituales permanecíamos atentos a los sermones.

Había un señor que, en un correctísimo inglés, prometía un inminente fin del mundo a todos los que nos encontrábamos esperando la salida del autobús. “¡Si al menos hubiese 100 justos, habría salvación!”. Pero no parecía que los hubiera, por lo que bajó el listón. “¡Si al menos hubiera 50 justos!”. Tampoco. Acabó tirando la toalla: “¡Si al menos hubiera un justo, solo uno, habría salvación!”.

“Es de una secta”, dijo alguien a mi lado. “¿Cuántos miembros tiene esa secta?”, pregunté, preocupado por la tendencia apocalíptica del protagonista. “Uno: él mismo”. Después de viajar por el lago Malawi durante tres semanas, nos cruzamos, exactamente, con once occidentales, contando a dos daneses que vivían allí casi todo el año. Esas once personas también formábamos una pequeña secta, y por ese motivo creo que me siento autorizado a subir al estrado, con los demás charlatanes.

Lago Malawi viajar
En esta casa somos muy de submarinos amarillos, de cerdos voladores y de baobabs

Ahí van nuestras cinco razones por las que deberías viajar al Lago Malawi:

1. África para rookies

Hoy en día todo viaje de aventura con el sello de aprobación oficial debe tener al menos riesgo de volcán, ciclón tropical o golpe de estado. La posibilidad de nadar entre tiburones blancos también suma puntos. Es posible que Malawi no encaje en el perfil, como diría el agente Holden Ford, pero merece estar en tu lista. Este remoto país se coló silenciosamente en nosotros, dejando un recuerdo muy duradero. Y aunque la amabilidad es algo que a menudo despierta sospechas en el viajero, aquí la gente es genuinamente amistosa; el lugar idóneo para un primer acercamiento a la África subsahariana sin perder la cabeza por los contratiempos.

Monkey Bay
La inconfundible luz de África
viajar África
¡Muli bwanji!

2. Captain Fantastic (ahora en el lago Malawi)

Cape Maclear es una pequeña aldea de pescadores donde las cabañas de los habitantes se confunden con los lodges que se abren casi a pie de playa. Nuestro vecino, al que llamábamos Captain Fantastic, era todo un personaje. Tenía un aspecto muy llamativo (más si cabe estando en África), a medio camino entre Frank Zappa y Sacha Baron Cohen. Mitad artista contemporáneo, mitad espía.

Cada mañana, en intervalos exactos de una hora, cortaba minuciosamente un montón trozos de fruta fresca y los colocaba en un plato. Acto seguido, bajaba a la playa y empezaba a repartirlos a cualquiera que se le acercaba. Después de un par de días se le fue de las manos, y en cuestión de segundos la aglomeración era tal que se transformaba en San Francisco de Asís. Seguíamos aquel ritual con fervor, cada día, hasta que se fue.

Nunca nos atrevimos a dirigirle la palabra; nos gustaba mantener el misterio en torno a su identidad, pero de tanto en tanto nos acordamos de él, y nos entran unas ganas inmensas de volver allí.

Cabo Maclear
Big Fish
Cape Maclear
Un día cualquiera en la playa de Cape Maclear

3. Un barco con serios problemas

El Ilala navega el lago Malawi desde 1951. Cada semana sale desde Monkey Bay y llega a Chilumba, cerca de Tanzania, para luego acometer el viaje de vuelta, en teoría. Porque en la práctica el Ilala es famoso por retrasarse a menudo por culpa de alguna avería. Y al igual que los lugareños, nunca tiene prisa; me cuesta mucho creer que los malauíes tengan palabras para decir «puntual» o «eficiente». Según nuestra bonita experiencia –quedarnos con las ganas-, nunca intentes incorporarlo a una agenda apretada.

Pero, aunque no parezca el barco más seguro del mundo, lo que Ilala puede ofrecer es una perspectiva incomparable de la vida, la realidad, los colores y las luces de Malawi. En parte me recuerda a ‘La Reina de África’, el barco con el que Bogart y Katharine Hepburn navegaban río abajo. Vale, no son exactamente iguales, pero me encantaría leer el libro mientras navego por el lago Malawi viendo cambiar el paisaje y buscando cocodrilos al pasar las páginas. 

Monkey Bay viajar
Memorias de Monkey Bay
Malawi lago
La vida fluye tranquilamente alrededor del llamado ‘lago de estrellas’

4. Don’t get lost in Heaven (ni al viajar a Malawi)

Asocio canciones con lugares, momentos o personas. Como nos ocurre a todos, supongo. Eso sí, me niego a convertirme en alguien que las reconoce por sus clases de zumba. Ese, junto con tu primera visita al podólogo, es el instante en el empieza tu cuesta abajo.

A veces la relación no tiene ningún sentido. Ibas en el metro cuando escuchabas God only knows, alguien bajó justo delante de ti, te vio, te fijaste en su abrigo de cuadros y, por caprichos de la memoria, se quedó contigo para siempre. O cuando suena How Do You Do! sobrevuela tu cabeza el salón de actos del colegio de primaria, donde la escuchaste unas 200 veces como parte del ensayo para el baile de fin de curso. O aquella noche en Budapest con tus mejores amigos, cuando pusieron You shook me all night long y sentiste algo parecido a volar.

Ahora, si quiero viajar al lago Malawi, pongo Don’t get lost in Heavenque sonaba nuestra primera mañana en Cape Maclear mientras hacíamos café, y revivo todos aquellos momentos. Y como decía como decía David Foster Wallace, quiero ser ese pez que no olvida, porque todo a nuestro alrededor puede llegar a ser monumental, admirable, interesante; o mejor todavía, presente.

viajar Malawi
♫ ♫ Knock, knock, knockin’ on heaven’s door… ♫
Malawi lago
Con algo de valor y un kayak puedes llegar a playas solitarias

5. Somos agua, pero bebemos gin tonics

Malawi es un país pequeño que alberga el cuarto lago de agua dulce más grande del mundo. Pero hay mucho más. El río Shire fluye a lo largo del Parque Nacional de Liwonde, y sirve como abrevadero para elefantes, hipopótamos, cocodrilos o leopardos. Verlos reunidos desde el propio río es como jugar a ser Dios contemplando su obra. Durante un instante creímos estar llorando, pero era la deliciosa Malawi Gin, que nos salía por los ojos.

Liwonde viajar
Estado mental: hakuna matata
Safari Liwonde
Con vecinos así es imposible descansar

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(Tanto si vas como si no, tu vida no cambiará mucho. Pero si hay alguien ahí, un justo, solo uno, será suficiente para que Malawi siga asombrando, para que exista, para que tenga sentido).

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